Por Marcos Carcelén
Los que me conocéis sabéis lo mucho que me cambió la vida la música de Marillion. En 2013 tuve la inmensa suerte de tocar con ellos y, desde entonces, ha estado la idea en mi cabeza de poder agradecérselo con mi música.
Llevo tocando con Innerlands más de 20 años. Empezamos siendo un grupo que tocaba música celta por diversión y poco a poco se convirtió en algo mucho más serio. Así pues, decidí que sería buena idea realizar una versión de una canción de Marillion con mi banda de toda la vida.
Elegí Easter por varias razones. Una de ellas es porque es una canción muy conocida de la banda, pero además está dedicada a la paz en Irlanda, por lo que tenía una conexión con nuestra música “celta” de toda la vida y además trataba un tema universal.
Desde el primer momento tuve claro que no quería tocar la canción original sin más. Para mí, esa canción es perfecta. Desde mi conocimiento profundo de la canción, fruto de muchos años escuchándola y sintiéndola, quería desmontarla en pequeños trocitos y crear una canción nueva, siempre desde el máximo respeto y admiración a la canción original.
El proceso de recomposición de la canción fue muy lento. Mi idea era reproducir todas las melodías de la canción original en nuestra nueva canción. Quería que los fans de Marillion pudieran “jugar” a identificarlas y reconocerlas. También quería que tuviera nuestro sello y sonara a Innerlands, empezando con nuestra instrumentación: guitarras acústicas, violines, tin whistles, etc.
Una vez tuvimos construida la canción, teníamos que grabarla. Y si ya fue difícil la fase de composición, mucho más fue la de grabación y mezcla de la canción. Tenía una idea muy clara de cómo quería que sonara, pero no fue nada fácil.
Una primera mezcla salió como bonus track en nuestro disco de 2019 “Amar Nacer”. Sin embargo, consideraba que algo faltaba en esa grabación. Así pues, en 2023, retomé el asunto y regrabamos las voces de nuevo, ya que en la grabación original se grabaron de forma muy rápida y precipitada. Después contratamos a uno de los mejores ingenieros de sonido que tenemos en Valencia, Manuel Tomás, que supo inmediatamente darle el sonido y el detalle que buscaba en la canción.
Así pues, aquí tenéis el resultado. Es una canción hecha a fuego muy lento, por lo que requiere disfrutarla de la misma manera: hay que parar, sentarse y dejarse llevar. Hoy en día, el mundo está lleno de ruido que pasa a toda velocidad ante nuestros ojos. Nuestra canción quiere desafiar esta dinámica. Espero que guste a todo el mundo, pero en especial a los amantes de la música de Marillion y sepan percibir en ella mi profundo agradecimiento a esta enorme banda que tanto me ha dado.
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